27 de octubre de 2016

Pasajero

He vuelto, 
sí, 
aquí. 
He vuelto, 
sí, 
pero tan solo una parte de mí.

Mis sentimientos me traicionaron. 
Mi corazón me la jugó.

Me precipité. 

Todo ha vuelto a ser diferente, 
¿dónde nos hemos perdido?
¿En qué momento del camino nos soltamos de la mano? 
No quiero saberlo. 

A día de hoy empiezo a pensar que,
tal vez, 
muchos tenían razón.
¿Con qué? 
O más bien, 
con quién. 
Con Él, sí, 
qué original.

Volvió y se fue. 
No sé quién regresó de aquél viaje, 
no sé quién es estas últimas semanas,
o tal vez sí, 
pero me niego a reconocerlo.

Por muchos días tentamos a la suerte, 
nos regalamos palabras que nacían del fondo de nuestro corazón. 
Nuestros sentimientos gritaban, 
pero solo un momento. 


Te lo advertí, 
sería pasajero. 


Lo negaste y, 
como ingenua, 
te creí.

Este último mes lo cuento con tu ausencia en mis manos, 
dejaste a un lado todo por nada. 
Lo sabía. 
Algo en mí lo sabía pero, 
¿qué haces cuando tu debilidad te lo niega? 
¿Qué haces cuando la persona que te enamoró se esfuma? 

Nos pasó eso, 
te esfumaste. 
Diste una última calada en tus labios,
y te giraste.

Fuiste por varios meses el chico que me enamoró,
te juro que así lo sentía.
Te juro que yo me dejé llevar.
Pero volviste,
volviste para marcharte.
Volviste para ser el chico que tanto daño me había hecho.
Volviste para remover recuerdos de un pasado que juré olvidar.

Te buscaba,
me ignorabas.
Te ignoré,
me buscaste.
El silencio nos agarró por la espalda.
Ambos dejamos que eso pasara.

Intenté huir de él,
intenté buscarte pero no volví a saber de ti.
O sí, 
a cuentagotas,
a días,
a semanas.

Volvieron las ausencias, 
las conversaciones rotas,
las frases sin acabar.
Volvieron mis ganas de buscarte, 
mis ganas por alejarme.
Volví con fuerza,
volví para dejar esos sentimientos atrás.

Por momentos creí en ti, 
creí en tus palabras,
creí en esa voz que me susurraba,
aquella que me hacía sonreír.

No diré que me equivoqué por seguir un juego,
lo hice, sí, 
y pagué las consecuencias.

A veces siento que continúo teniendo pedazos rotos,
trozos de mí sin encontrar,
trozos que guardas en la comisura de tus labios,
en aquel último recuerdo de tus ojos,
en tu último abrazo.

No importa,
volvimos a sentir 
y se desvaneció.
Volvimos a donde no creímos poder,
para no llegar a ser.
No creo que vuelva.
Ni que volvamos.

No me iré sin darte las gracias.
Gracias por enseñarme una nueva lección del amor,
aquella de la que muchos hablan.


Todo arde si le aplicas la chispa adecuada.

Ardimos, 
nos convertimos en cenizas,
y nada cambiará.
Intentaré creer en ello.

Y sí, 
sigo aquí.
No, 
no me voy a ir.
Y no, 
no volveré a desaparecer.
Solo apartaré mi corazón cuando suspire al ver tu nombre,
evitaré las sonrisas,
evitaré mis lágrimas,
evitaré el latido que me descubre ante ti.

Cerraré poco a poco la puerta hasta que llegue el momento en que,
a lo lejos,
no consiga verte.


Por favor,
no quiero traicionarme otra vez.












10 de octubre de 2016

Carta para Él, sus 25


Viene el topicazo del siglo....

¡Felices 25, peque!

Hace ya tres años desde que te escribí la "última" carta deseándote todo lo mejor en cada día que viniera y me alegro de poder enviarte una más. Te toca meterla con las demás aunque dudo que te pares a buscar, la pereza te puede pero qué le hacemos, tiremos de algo nuevo, ¿no?

Con lo que me quedo, a pesar de las ausencias de este tiempo, es con nuestra relación antes y ahora, el paréntesis ya no importa. Me quedo con los recuerdos y con los que crearemos ahora, con las risas y complicidad, con algo más de madurez pero sin olvidar los piques y las tonterías aunque a veces te ganes mi "odio" en estado puro(?). Me alegro de haber vuelvo y de poder "estar" aun sin saber si mañana todo puede cambiar, nunca se sabe.

Lo importante:
Ahora ya te tocará estar más cerca de los 30 en cuanto te levantes por la mañana (sí, ya sabes cómo va esto, la moral hay que tocarla, rozarla un poco) pero seguro que con cada vez seguiré estando orgullosa de tus luchas y victorias, que no se te olvide que tienes una animadora a unos cuántos kilómetros de distancia.

Pásalo genial hoy, pásalo genial cuando lo celebres, ríe como siempre y sigue con tus tonterías y, aunque no hayamos podido celebrar ningún cumpleaños juntos, espero quizás poder hacerlo algún día pero, mientras, procuraré que no te falte una felicitación por mi parte para que te pares a leer, para que esperes la carta llegar a tu buzón, para que no eches de menos mis palabras, para que ciertas cosas nunca cambien.

Y de nuevo....

¡Felicidades!

¿Vamos a por el siguiente? 

P.D: Te espera un abrazo de los nuestros.
Y, sin que nos montemos dramotes, se te quiere o quizás se te odia un poquito menos.

Siempre, Mimi




9 de octubre de 2016

A ti, que te lo escribiría todo

No entiendo las razones que me han llevado a esto pero empiezo a considerarte mi pequeña inspiración, aquella que logra que despierten miles de sentimientos que puedo plasmar en palabras, las mejores que mi corazón podrían gritar(te). 

Y se debe a ti, solo a ti.

A veces te odio, no puedo evitarlo, no quiero. Haces que se forme en mí una sonrisa con solo verte al otro lado; la culpa es de esa dichosa pantalla que no me deja rozarte. Ojalá pudiera, ojalá. Y te pregunto: ¿Por qué vienes y rompes mis esquemas? ¿Por qué te dejo hacerlo? ¿Por qué te convertiste en mi dichosa debilidad..? Cuentan que lo peor es que lo sabes, lo sé y lo sabemos y no puedo decirte si quiera si necesito evitarlo.

Vienes y me revientas las cicatrices. 
Vienes y me reconstruyes. 
Vienes y creas algo en mí.
Vienes y sonrío.
Vienes y dudas.
Vienes y dudo.
Vienes.
Te marchas.
Y vuelves.


¿Por qué nunca te marchas del todo?
¿Por qué nunca te quedas sin miedos?
¿Por qué nos metimos de lleno en esto?


Quizás es una simple película de una chica de 22 años cuyo guión aún le sorprende.
Cuyo guión aún siente.
Evité tanto esto...

Me aferro a mi presente, con uñas y dientes, una parte de mí te juro que así lo siente. Me quieren como una vez quise; quiero pero no como antes. Quiero pero no como una vez te quise.

¿Y la otra parte? 

Grita muy bajito que algo pase. Grita que quiere sentirte, quiere ver qué hay detrás de todo esto.

Sí o no, que acaben los juegos, que me desarmes, que dejes de tentarme.
Sí o no, ven, pero ojalá nunca te marches.


Y si algún día pasas por mi lado, te juro,
no podré evitar girarme.
Hasta llegar a ti.

Porque no puedo soltarte.