30 de noviembre de 2013

Esperanzas a la espera, rotas


De nuevo, aquí, llorando cual cría a la que le rompieron mil veces el corazón. Sí, ese que un día te di pidiéndote que regresara a mi entero, lo destrozaste antes de tiempo. 

Aún te lloro, ¿puedo ser más estúpida?
Sé lo que valgo... Créeme que lo sé, pero continúo aferrada a una historia que para ti ya ha pasado. Una historia que sigues teniendo ahí y ya no sé para qué.
Has destruido el poco futuro que pudiera llegar a tener y sin importarte.
Te escudaste en un "Peque, no necesito nada. Yo te buscaré, espera"... Y mientras, ¿quién piensa en mi? ¿Quién piensa en el dolor que siento cada día al recordarte?
Quiero dejarme de recuerdos, quiero revivir momentos nuevamente. Quiero volver atrás. Quiero que me quieras. Quiero que vuelvas.... Quiero que todo vaya bien, necesito estar bien sobre todo, contigo.... Pero cada día me veo más incapaz. 
Siempre te negué poder ser tu amiga y, a día de hoy, sigo sin poder serlo y te juro que lo he intentado... El problema es que ni tú quieres... Entonces... ¿Qué hacemos aquí? ¿Qué hacemos parados uno frente al otro gritando todo lo que callamos pero sin reaccionar? ¿Qué hago aquí? ¿Qué hago esperando un imposible?
Ahora todo para ti ha mejorado... Parece que quitarme de tu vida te ayudó o eso es lo que estoy empezando a creer. Llámame imbécil. 
Siempre te dije que todo mejoraría y que yo te ayudaría a superar cada obstáculo que encontraras, siempre te dije que me tendrías ahí para ti, siempre te dije que tu felicidad estaría ante todo, siempre te dije que lograrías todo aquello que desearas alcanzar... Pero... En ese viaje de subida, me tiraste, sin paracaídas.
Me dejaste sola... Pudiste tú solo con todo y.. ¿Qué pasa conmigo?
Solo te necesitaba ahí... Nunca me sentí sola si eras tú....


El mundo que ayudaste a reconstruir, se vino abajo hace tiempo... Desde entonces, nada ha vuelto a ser lo mismo. Me odio. Me odio muchísimo....

Ojalá una decisión, algo con lo que pudiera decir... "Hasta aquí".
Y... Me veo incapaz. Me acostumbré demasiado a ti. Demasiado a ser feliz... Me acostumbré a levantarme con una sonrisa cada mañana, a acostarme con la ilusión de saber que te tenía y ahora no me queda nada. Esperanzas a la espera, rotas.


¿Vas a venir a arreglarlas?




Hubo un punto en el que todo cambió


No recuerdo exactamente cuándo, dónde, cómo, qué y por qué todo cambió... Pero es cierto que desde que ocurrió nada volvió a ser como antes. ¿Sabéis? En estos días solo soy capaz de pensar que tuve suerte hace un año al encontrar a alguien que sintiera lo mismo que yo por muy lejos que me encontrara... Era... Increíble. Lo que sentía en aquellos días sigo echándolo de menos. 
Ahora solo siento lo que quizás debí sentir. 
Nunca quise enamorarme de él, siempre me negué incluso que aquellos 4 días hubiera conseguido hacerme la chica más feliz, aquellos 4 donde lo conocí en persona por primera vez. Pienso que quizás lo que me tocaba vivir era un "no ser correspondida" por él. Quizás todo debía ser así.... Yo, cada vez sintiendo más por un chico que no me quiere hacer partícipe de su vida, de su todo. Debería haber sido así... Lo que estoy pasando ahora seguramente debería haber sido lo que me tocaba vivir... Quizás debía querer sin haberle tenido nunca... Nunca sabré qué hubiera sido peor, querer sin tener o llegar a perder lo que una vez tuviste.
Creo que lo segundo es más doloroso... Nunca quise acostumbrarme a ti, lo escribí mil veces, lo pensé otras tantas pero tuve que hacerlo. Tuve que caer en algo que quise evitar. 
Nunca quise estar así. Queriendo cada día que pasa sin poder olvidar o negándome a ello.... 
¿Cómo te explico que aún te sigo echando, cada puto día que pasa, de menos?
¿Cómo?
¿Y tú? ¿Cuántas veces me recuerdas? ¿Cuántas veces echas de menos tenerme a tu lado en el sofá, tumbados, callados, compartiendo el calor, mirándome como un tonto, sonriéndome, picándonos, besándonos, cuidándonos, acariciándonos...? ¿Echas de menos despertar a mi lado? ¿Echas de menos ir a dormir con un "buenas noches, mi vida"? ¿Echas de menos esperar esos días en los que te alegraba el mes?
¿Echas a caso algo de menos, todavía, o solo fue al principio?

Sinceramente.. Sabes que te sigo esperando... Si de verdad me quisieras, habrías vuelto. Si de verdad me hubieras querido tanto como me decías, nunca te hubieras ido. Si hubieses sentido lo mismo que yo, habrías compartido tu soledad conmigo, te habrías apoyado cada día en mi, habrías sentido que con tenerme todo parece ir bien, habrías pensado que sabiendo que estaba ahí solo para ti era suficiente...

Me dijiste que nunca dudara de aquello que habíamos vivido.... 

Y, una vez más... Parece que siempre he sido de extremos.
O demasiado cerca...
O demasiado frío.

26 de noviembre de 2013

Mi razón tiende a cero


No sé cómo lo haces, siempre que vuelves me revuelves los esquemas, me los rompes... Me siento tan bien cuando hablamos como siempre, con cada cosa, con cada detalle por tonto que sea... Pero a la vez me siento imbécil, me dejo llevar como si me recostara en el mar y me dejara llevar allí donde las olas quisieran, a cualquier sitio con tal de escapar de la realidad que tengo que ver cada día, esa tan vacía, esa tan extraña desde que te fuiste. Me siento como colilla entre tus labios, esa que en cuanto consumes dejas atrás porque ya no sirve, ¿para qué conservarla? Después de ser haber sido esa colilla quizás me convertí en el humo que escapa de tu boca... Puedo ser tantas y tantas cosas, pero todas las que desaparecen, ¿te das cuenta?
Me voy sin dejar rastro, me voy pudiendo ser reemplazada, me voy sin que consigas volverme a sujetar fuerte para que no me escape de tu lado. Ojalá regresara ese chico para el que era una prioridad y no una opción, aquel que sabe el caos que guardo y aun así se queda a mi lado para protegerme, aquel que tiene la facilidad de hacerme reír cuando lloro o incluso llorar de la risa. No sé... Eras tan... Perfectamente imperfecto para mi.

Peque... Lo que debo hacer o no contigo es una incógnita constante. No soy capaz de irme del todo ni de quedarme como si nada. No soy capaz de olvidarme sin querer mirar atrás. No soy capaz de negarte que te quiero y que quizás algo en mi espera cualquier cosa por mínima que sea.  No soy capaz de evitar los momentos del día en los que me haces reír como nadie. No soy capaz de evitar que, cuando quieres, me haces realmente feliz.
Soy un caso perdido, lo admito. Mi razón por ti, tiende a cero. El corazón gana.
Quizás todo eso debería cambiar... O eso intenta pensar una parte de mi... Debe cambiar, solo puede ya ir a mejor, ¿no? Me siento perdida en mi misma como cada día e incluso llego a creer que correría cualquier distancia sólo para demostrarte que no nos hace olvidar.


¿Sabes? Me aterra que llegue nuevamente la madrugada, lo único que consigue es morderme la herida un poco más, tan solo parece que yo te esperaba sin saber si vendrías, o si en vez de venir, irías a parar a alguna otra parte; a cualquier otra boca. Tan solo me da 
por pensar mil cosas como que cuando dejemos de intentar sobrevivir al domingo y cuando la lluvia nos moje sin calarnos, y ya la distancia no nos haga daño, y los sueños terminen antes de que despertemos, y no dediquemos insomnios, ni nos abriguemos de las madrugadas, y los inviernos no nos duren toda la vida, y amemos a alguien menos roto, y sepamos qué y cuándo, y la rutina no entre sin llamar a la puerta, ni tengamos la necesidad de ahogarnos menos, y los abismos seamos nosotros y nadie pueda salvarnos, y la herida escueza hasta quedarnos dormidos, y no le busquemos sentido a toda esta mierda, ni una salida, y cuando los atardeceres ya no nos parezcan bonitos, y ningunos labios puedan besarnos poemas, o recorrer nuestro cuerpo en busca de respuestas, y se nos pasen las horas volando, y nosotros andemos sin ir a ninguna parte, y abandonemos a la esperanza antes que ella a nosotros, y las catástrofes nos enamoren menos, y cuando el insomnio sea un recuerdo y las ojeras una fotografía, y los rostros y las sonrisas se nos acumulen, y tirarse en la cama sea nuestra forma de seguir. Cuando pase todo eso, y ya estemos perdidos, ojalá en ese mismo lugar a donde ningún camino conduce, haya llegado cualquier otra persona. 

Divago entre pensamientos como que vivir ha sido siempre un verbo relacionado con necesitar. Y necesitar siempre me ha recordado a ti. Empecé a temerle a la tormenta cuando supe que tal vez no debí haberme atrevido a naufragar contra tus brazos. Y, aun así, solo veo que la distancia de hoy será la cicatriz de mañana, marcándonos la mirada y alejándonos de nosotros mismos; haciendo de cada sonrisa un nuevo invierno, que dura lo que puede durar la ausencia de alguien. La necesidad constante de algo, como si fuese un latido, del que quizá dependemos mucho. Yo es que no tengo equilibrio si no me cogen de la mano. Así con todo. Así con todo en mi vida y ha pasado el tiempo, los meses han seguido pasando sin siquiera pararse a arreglar el estropicio en el que se convirtió mi vida y sigo sin saber cómo o cuándo superar la incapacidad que tengo para seguir adelante sin mirar hacia atrás. Será que atarnos a los errores que cometimos, o recordar a las personas que amamos, es mejor que enfrentar esa realidad. Quizás, no sé, puede que volvamos a tropezar con la misma piedra, o que seamos nosotros la piedra y no sepamos retirarnos a tiempo. No sabemos jugar de otra forma sino perdiendo. 
Terminando al principio, con un montón de esperanzas que nos decían que, esta vez, sería la última vez.

Y, bueno hay quien sigue creyendo que para tocar fondo hay que hundirse, pero quizá sólo haga falta no haber encontrado nunca la superficie. 

Hagamos el amor entre los escombros. Si es conmigo, piénsalo.


25 de noviembre de 2013

Say hello to goodbye


Tras aquel día y nuestro gran propósito de empezarlo todo de nuevo, algo volvió a azotar mi realidad. Aquella pulsera que tanto habías insistido en que tuviéramos los dos, solo los dos, se la habías dado a 3 amigas más... Tu excusa fue increíble, "Sí, es verdad, pero en diferentes colores"... ¿Supongo que te lo tengo que agradecer? En serio... A veces me pregunto en qué pensabas. Por qué tuviste que destruir tan fácilmente todo y por qué me tenías que hacer sentir una más...
Era algo que Tú querías que fuera nuestro. Ni siquiera fue mía la idea pero de pronto la volviste algo general para tus "amigas"... En serio, te parecería una tontería pero los detalles para mi son muy importantes y ese, te juro, que me jodió como nada... Ver que ni siquiera habías pensado que yo no era una más, ver que te daba igual lo que te hubiera dicho, ver que esperé durante más de un año esa dichosa pulsera que a día de hoy, tengo como todas...

Putas lágrimas que nublan la vista...

Me cansé, te bloqueé. No sabía qué más hacer contigo pero al tiempo todo volvió. Me buscaste, volvíamos a hablar y te prometí comportarme como amiga, hacer lo posible para que estuviéramos bien y volvió aquel:
"Te dije que no necesitaba nada, que ya te buscaría yo"
Qué ilusa fui. En aquel momento creí que seguías diciéndome que volverías pero, a día de hoy, tras ayer haber hecho 5 meses desde que me dejaste... Veo que solo significaba que me hablarías cuando pasara quizás por tu mente en algún momento del día. 
Solo serviría para desmoronar mi mundo cada pocos días. Lo poco que reconstruyera, lo tirarías en una conversación de no más de 10 minutos cada... 5 días quizás.

Y ahora bajarás aquí y... ¿Qué debería hacer yo? ¿Hacer como si nada? ¿Tratarte como una amiga? ¿Fingir que estoy bien mientras me muero por abrazarte? ¿Qué debería hacer...? ¿Qué se supone que debería hacer...? 

Es absurdo todo esto, ¿no?
He llegado a un punto en el que no me reconozco... Le quiero, lo tengo claro. No me arrepiento absolutamente de nada de lo que he hecho por él aunque a veces piense que quizás he hecho mucho... Cuando quieres a alguien lo das todo, todo sin mirar más allá.
Te quiero, muchísimo peque.
Pero ya no sé qué más hacer... 
Quizás una retirada a tiempo también es una victoria, o eso dicen.

Hoy decidí quitar nuestra foto de mi estantería. Abrí con la llave de mi cuello el candado de nuestra caja, allí donde estaban todos los recuerdos materiales que podíamos guardar o que al menos yo guardaba por tonto que fuera al igual que tú hacías en tu casa. Al ver todo aquello, las lágrimas no paraban de recorrer mis mejillas, estaban frías, veía borroso pero leía cada letra tuya una y otra vez... Las sentía tan cálidas en aquel entonces...

Han cambiado mucho las cosas en un año... Decidí leer todas tus cartas, mirar todas nuestras fotos, la fecha de aquellas en las que éramos tan felices y volví a cerrarla sin antes decir "Te quiero".
El candado se cerró mientras sonaba de fondo una canción y una de sus frases dio el toque final a todo aquello... 
"Hey there stranger, how you been. Feels like I'm standing on the outside looking in at the mess we left behind. And it's a long way to fall. I gave you everything I had, I gave it all... And then my heart was on the line.
I can't hate you any longer. I know I'm going to miss you. I'll forget it and let it go.
Say hello to goodbye, because it's gone forever... No more try, you and I.Not now, not ever. And I'll get by without you. I'm not going back again.
What doesn't kill you, It makes you stronger, and though I'm going to miss you... I'll forget it and let you go

Say hello... To goodbye."

Haré lo posible, no sé si por olvidarte o tan solo por superarte. Pero por favor, si te olvido, no vuelvas. No aguantaría otra despedida más. No podría. No soy capaz.
Pero, hasta que eso ocurra, seguiré manteniendo mi promesa de esperarte aferrada a ese recuerdo y a esos momentos de felicidad que solo quería darte. Seguiré llevando aquella mitad de un "todo" y tu pulsera. Sigue significando mucho para mi.

Llama a todo esto, amor, tal vez.

Barcelona se rompió


Aquel sábado, las calles de Barcelona me parecían más frías de lo normal... Quizás el miedo me había calado tan profundo que lo sentía en los rincones más ocultos de mi piel...
Los nervios se apoderaban de mi.
Iba a verle, tras 4 meses y tras haber sido el día anterior aquel en que habríamos hecho un año "oficial", aquel día en el que deseabas con todas tus ganas, que fuera tuya y de nadie más.

Hablamos durante el camino, tras bajar del metro me encontraba aún más perdida entre la gente pero me dijiste dónde estabas. No me dio tiempo a preparar mi cuerpo para cuando te viera porque me diste un leve toque por la derecha y sin mirarte a la cara, te abracé. Pero era unos de esos abrazos distantes.
Apenas hablamos, fuimos con tus amigos y yo temblaba. Sabías que aquel tembleque solo quería decir que me moría de ganas de llorar y de otras cosas contigo. Resistí lo que pude y un pequeño
"Va peque, no me llores... Intentemos estar bien hoy"
Me pudo. Me controlé.

Me mirabas con esa cara de siempre, de tonto por mi, esa cara que solo te dice "te quiero" sin articular ni una mísera palabra, con esa sonrisa que te delata. Me picabas con nuestras tonterías de siempre, te acercabas más de la cuenta... No sé. Llamadme loca, pero todo parecía tan... Normal.

Pasamos una buena tarde pero todo se acaba, teníamos que hablar pero tú decías que te irías a casa, estabas cansado. Nos paramos en unas escaleras junto a tus amigos y una chica vino conmigo a hablar, a día de hoy, es un encanto y me ha ayudado muchísimo a sobrellevar esta carga en escasas 4 semanas casi. Busqué desahogo, y es cierto que lloré.

De pronto apareciste y te agachaste, me rodeaste con las piernas y apoyaste tu cara sobre mi hombro... Te sentí, de pronto te sentí ahí. No te imaginas cuántos recuerdos volvieron a mi...
Ella te insistió en que hablaras conmigo, tú te resistías. Pasó poco tiempo hasta que se fueron y te quedaste hablando conmigo. Desde un principio pensabas en hacerlo, tan solo querías que estuviéramos solos... Como siempre. Te sentaste a mi lado, te miré. Mi miraba escondía muchas palabras pero estaba rota, tardé en hablar, tardé en tener valor para hablar contigo... Aquella sensación de perderme en ti me consumió pero tuve que decirte aquello que toda la tarde había estado pensando... 

* ¿Cómo? ¿Cómo lo has hecho? ¿Cómo te ha resultado tan fácil aparentar que todo está bien...? No lo entiendo, yo me moría de ganas de cualquier cosa contigo...
- Peque... Hice lo que pude, después de tanto, no quería que estuviéramos mal... No quería que fuera incómodo.

Entre tantas y tantas cosas, sollozaba. Te hablé de todo, de cómo me había sentido, de cuántas cosas quise hacer y volvió a aparecer aquel:
- Peque, yo solo te necesitaba cerca. No necesitaba nada de las 50 mil cosas que hacías, te necesitaba así, como ahora, tocarte, sentirte, saber que estás ahí... Nunca se pudo pero al final, entre peleas, piques, me distancié. Me quemaste. Me pesaban demasiado los días en aquel momento y opté por distanciarme de ti, por no contarte nada, por contárselo todo a otra amiga.
* ¿Sabes? Siempre intenté estar aquí para ti. En cuanto me dijiste que me necesitabas, busqué un billete para plantarme aquí y cuidarte todo cuanto necesitaras. Quería apoyarte, quería ser tu refugio cuando te pesaran los días. Me planteé vivir aquí... Pero no... No pudiste esperar, no pudiste ver que quizás el tiempo lo arreglaría todo. No pudiste compartir conmigo tu carga...¿Acaso sabes cuánto duele eso? Me dejaste tirada, hice de todo para nada... Pensé en venir aquí a vivir pero no esperaste, no me diste tiempo. No me necesitabas, me apartaste de tu vida sin más...
- Siempre te necesité, siempre. Echaba de menos todo de ti... pero me quemé....
* Me hiciste mucho daño durante mucho tiempo, ¿lo sabes? Parecía que me decías las cosas sin pensar si quiera cómo podían sentarme, te daba ya exactamente igual cómo yo estuviera.  No importaba más.
- Claro que sé que te hice daño.
* Y no podías... No sé... ¿Agachar la cabeza en aquellos días y haberme pedido perdón?
- No pude. Y, ¿de qué serviría si lo hago ahora? ¿Va a cambiar algo? El daño está hecho, peque.
* ¿Crees que no lo sé? Mejor que nadie lo sé...
- Peque... Lo siento, lo siento por todo...

No supe qué decirte... Tanto tiempo esperando esas palabras pero con distinto final... Supongo que me conformé...

* Vale... Cambien o no las cosas... Al menos sé que a veces te dabas cuenta de lo que me hacías...
- Lo siento...

Se hizo el silencio mientras las lágrimas recorrían mis mejillas.

* Y qué, ¿me has reemplazado?
- No, ella es mi mejor amiga, siempre estuvo ahí.
* Y.... ¿Qué sientes por mi, peque? ¿Qué sientes ahora? ¿Qué has sentido al verme? ¿Te ha hecho feliz verme?
- Peque... Han cambiado un poco las cosas. Te quiero, sí, claro que te quiero... Pero a la baja. Ya no es lo mismo. Al verte claro que me has hecho feliz, pero no creía que fuera a verte de lado -sonreíste-. Pensé que te vería caminando hacia mi o algo, no sé... Ha sido raro.
* Y... Entonces ahora.. ¿Qué?
- Quiero que intentemos ser amigos... La puerta sigue ahí, abierta, nunca se sabe qué puede pasar. Sé que mereces la pena pero necesito tiempo solo, no sé qué puede pasar de aquí a un mes, no sé nada... Tampoco quiero marearte con "novia" o "amiga"... Tú tienes tu sitio especial en mi y mi vida que nadie te va a quitar, es solo tuyo, ahí solo estás tú.
* ....
- ¿Sabes? Bajaré a finales de diciembre o quizás a principios de enero, podremos vernos...

No recuerdo en qué momento me rompí a llorar...
Es bonita esa expresión, ¿no? Rompes a reír o a llorar, solamente eso... Y supongo que a veces vale la pena romperse por esos sentimientos.

Me abrazaste y decidimos irnos, el metro sería el que nos separaría y nos devolvería a aquellos días en los que ya no había un "nosotros".

- Bueno... vamos en direcciones opuestas...

Me miraste de esa forma, de esa dichosa forma como si necesitaras algo, como si te faltara algo, como si... Esperabas que pasara algo.
Nos abrazamos, esa clase de abrazo que solo era nuestro, ese abrazo que gritaba un "QUÉDATE" en silencio. Recostaste tu cabeza en mi, buscando mi cuello y apretabas cada vez más... Parecía que no queríamos separarnos, que queríamos parar allí mismo el tiempo que nos daba igual el resto, lo que pudiera pasar.

Nos separamos pero volviste a coger mi mano, nos volvimos a abrazar.

Tras aquello, me sonreíste... Cómo no, una sonrisa apareció en mis labios... Qué tonta... No puedo evitar que me delate. Te acercaste más de lo esperado pero paraste en seco, me miraste y me diste un beso en la cabeza. Fue muy tierno... Después me miraste y señalaste mi colgante, esa mitad del todo que un día te envié y nunca llegó.

- Eso...
* Ya... Bueno, ya sabes que la otra mitad te la envié, pero nunca llegó...
- Eso no es del todo cierto... Llegó, es más, lo tengo en casa. 
*... ¿Qué?
- A ver... A mi casa nunca llegó. Fui a Correos mil veces cuando me dijiste que lo habías mandado y quizás hacía dos semanas que no había llegado. Les molesté tanto que me dieron tu carta, junto con todo, por pesado...

No sé cómo, pero me abalancé sobre tus brazos y te abracé como nunca. Reía y lloraba a la vez.

- Peque... ¿Ríes o lloras? No entiendo...
* No importa, tú abrázame, peque...

Tocó despedirnos, una vez más. Nuestras despedidas no solían tener fin y esta parecía ser la misma pero con distinto final, esta vez te besé, dos veces, una en cada mejilla. Esa clase de beso que esperas, cual imbécil, que sientas más que ningún otro.
Aún me pregunto cómo me resistí a tus labios cuando los tenía tan cerca.

- Va tira tú primera, que te vea mientras te vas así te veo... Bueno... Te miro mejor.
* Aiis te lo has creído tú, tira que yo vea esos andares...
- Joo... ¿En serio? Tienes que tener cuidado luego por las calles, ¿vale? Tienes que llegar sana, avísame con lo que sea...
* Venga, ya en serio, peque, no te preocupes, estaré bien.

Te ibas alejando, te iba perdiendo. Bajaste esas escaleras con una sonrisa siempre mirando hacia mi. Por poco te caías. La gente nos miraba raro, pensarían que éramos dos locos. Hiciste como que dabas la esquina y volviste a asomarte y, allí seguía yo, hasta que desapareciste completamente.

Al bajar a las vías del metro, allí te vi, recostado en aquel gran cartel de "información". Te observé. No levantabas la mirada del suelo.... Tenía ganas de volver a sentirte. Cogí el móvil y antes de enviarte un "Te quiero", apareció el metro, te perdí de vista y borré aquel mensaje.
Conforme pasaron los minutos, seguimos hablando. Reconocimos que había faltado un beso, que ganas sobraban pero que quizás hubiese sido raro... No me importaba, al menos seguías teniendo ganas de mi.

Al llegar a casa, abrí el neceser que tanto tiempo estuvo contigo y encontré "la pulsera". Aquella que tanto tiempo buscaste, aquella que querías que fuera solo de nosotros dos, aquella cosa especial entre nosotros, aquella igual a la tuya pero en otro color... Te dije lo feliz que era. Nunca entenderé cómo algo tan simple puede causar tan sonrisa.

Decidimos intentar ser amigos, buenos amigos y que el tiempo ya nos diría qué pasaría con nosotros... Te prometí que todo iría a mejor y que quizás volverías a quererme como al principio.

Pero es triste, no todo podía ser tan... Bonito.
No había sitio para esa realidad. 
Se rompió conforme pasaron los días.
Se rompió al siguiente día.
Qué más daba.
Se rompió.



17 de noviembre de 2013

No sé vivir de los recuerdos


Tras aquel mensaje, estalló un poco toda la realidad que habíamos mantenido hasta entonces.
No me resulta ni minimamente extraño.
Decidiste huir, desaparecer completamente de mi vida, me diste la razón en muchas cosas como que di mucho, que fue tu culpa y alguna más... Todo era una despedida, íbamos a cerrar aquello de la forma más penosa que podían encontrar dos personas que se habían querido tanto.
Me dijiste que me necesitaste muchos días pero que no supe esperar, no supe esperar al sábado en el que tú querías hablar y, cómo no, tuve que explotar antes de tiempo y soltarlo todo así.
En serio, ¿qué esperabas?
Me dijiste que actuaba de forma impulsiva... Y lo peor vino después, me comparaste con tu otra ex, esa que odio, esa que sabes que ni aguanto porque nunca se supo comportar ni estando contigo ni sin ti, ni siquiera cuando ya estaba yo en tu vida. 
Después de todo no pudiste decirme otra cosa más que te sentías como siempre, como una mierda y no querías ya ni hablar, que yo me había desahogado... No querías más trato conmigo.
Yo no hacía más que decirte que no sabía cómo habías cambiado tanto.... La respuesta a aquello fue que no era mi culpa y que solo podía ver aquella faceta pasando una situación así.

No podía creer todo lo que esa conversación, en escasos minutos, desmoronaba por completo los esquemas de mi vida.

Volvimos a la raíz del problema..
* Yo estaba dispuesta a hacer de todo, es más, podría decir que sigo dispuesta y quería estar ahí, quería hacer mil cosas por ti e hice cuanto pude.
- Ese es tu problema, no necesitaba nada de ti salvo una cosa y no pudiste, no pudiste estar como quería que estuvieses y no necesitaba que intentases nada. No lo viste y sigues sin verlo, es así de egoísta pero tenías que esperar a que yo acudiese y suelo tardar y no pudiste esperar y hacías 50 mil cosas por mi que no necesitaba.
* No podía quedarme sin hacer nada...
- Es lo que te dije que hicieras y no supiste hacer y estaba dispuesto a hablar las cosas pero cómo no, siempre saltas.
* Estabas cerrado en banda, peque...

Seguías empeñado en desaparecer...
- Sonará frío pero, primero, tienes 19 años y te queda un montón de vida así que no puedes decir que soy lo más importante... Siempre habrá otro. Igual que aparecí yo, habrá más y no puedes seguir así.
* Pues has sido lo más importante en todos esos años. Peque por favor...
- No puedes soltar todo eso y decirme "por favor". Llevas dolida ya tiempo y yo también pero ni tú con tus cosas ni yo con las mías lo hemos sabido llevar bien y ya después de esto sé que no estaré en un tiempo.
* Quiero llevarlo bien... ¿Tanto ha sido para ti?
- ¿Sabes? Después de lo de mi otra ex, juré no llorar más por ninguna tía y no lloré, no lloré hasta ahora.
* ¿Has llorado por eso?
- Hay cosas que duelen.
* Lo sé mejor que nadie, yo también juré no llorar por otro tío y he llorado muchísimo por ti.
- Lo dicho peque, no me odies mucho por esto.

Desapareciste. Me bloqueaste. Me dejaste de nuevo tirada en medio de la nada. Necesitaba verte y menuda putada... Volvimos a hablar, no aguantaba saber que te había hundido así, que me llame quien quiera gilipollas pero no aguanto que lo más importante para mi sufra así.

Quedamos en vernos aquel sábado, aquel sábado que me llenaría de recuerdos...
Volvería a verte. 
Una parte de mi lo temía, otra lo ansiaba... Pero hablaré de ello otro día.


Solo diré que la sensación al verte sonreír por mi... Me mató.
Sigues siendo mi debilidad... Mi más bonita debilidad.


Qué esperáis de una tonta enamorada.