31 de octubre de 2013

Explotó, exploté


Aquellas calles de Barcelona cuando llegué estaban vacías de ti. No estabas, qué ingenua al creer por un instante que quizás estarías esperándome como siempre. Qué ingenua al creer en aquel "siempre" hace tiempo que se esfumó. Estuvimos hablando... Me rompiste al decir que lo que sentías por mi ya no era lo mismo, que había cambiado porque yo, sí, yo, te había "quemado". Lloraba como nadie... Te pedía verte. ¿Otra vez rogándote? No me di ni cuenta pero mientras, tú, solo me evitabas. No podías quedar, estabas "ocupado" con tus cosas, trabajando, (y hasta podría llegar a decir que lo entendí más tarde), tu vida esa en la que apenas me encuentro ya, tuviste la cara de decirme que no querías perder el tiempo con algo que ya estaba hablado, no querías perder el tiempo en mí. 
¿Acaso te diste cuenta de lo que aquellas palabras significaron para mi?
¿Acaso sabes cuánto lloré por unas dichosas palabras como esas?
Me cabreaste de tal forma que mi paciencia se esfumó en milésimas de segundo, busqué el desahogo, busqué, cómo no, escribir... Escribirte para que lo leyeras, para que acabara la tortura... Era una mísera idea que no pensaba realizar pero no sé por qué, gente externa tuvo que apoyarme.
Cuando voy a hacer estas cosas, tener esos impulsos, lo último que debería hacer nadie es apoyarlos porque es cuando más inestable estoy, porque es cuando habla una parte de mi que me resulta irreconocible:

"Ten el valor de quemarte una última vez, no hay huevos de leerlo, si es que puedes, y si piensas contestarme que por cosas así te quemé, ahórratelo.
¿Sabes? No iré el sábado, no pienso hacer más. Hice suficiente por ti, sí, sin tú pedirlo pero, la diferencia entre tú y yo era simple. Yo te quería, muchísimo, y daba todo de mi por ti, por tu felicidad, por la esperanza de algún día estar contigo tal y como me decías, por volver a cuidarte, por verte sonreír a mi lado… Me dejaste, tuve que aguantarlo como pude con una situación que no tenía nada que ver conmigo según tú, pero bien que me cayó todo encima en el momento en el que decidiste tú que yo perdía mí tiempo, que teníamos fecha de caducidad. No quisiste arriesgar nada cuando anteriormente ya tuvimos esa conversación, en Abril, y me dijiste que dependería también de mí, de lo que yo quería y de si yo sería capaz de aguantar porque tú estabas dispuesto a ello. Lo dejaste, al final, en una decisión tuya, cuando una relación era de dos. ¿Qué podía hacer? Nada. Conforme pasaban los días, yo seguía ahí. Qué raro, ¿no? Yo te decía que te quería y procuraba demostrártelo cada día que pasaba… Quería seguir ahí, te prometí que estaría ahí porque me dijiste que querías recuperarme si mejoraba todo esto… Tú me pediste que aguantara, tú me dijiste que por favor, que no querías perderme, que era lo mejor que había para ti, que mejor que yo habría muy pocas pero me querías a mi, que yo era cuanto buscabas, que veías todo lo que daba por ti sin siquiera merecerlo, que no querías que me fuera de tu vida, que no querías dejarme ir… 

Tú eras quien decía que no te lo merecías y mientras, yo, seguía ahí un día más.

No me arrepiento de nada de lo que he hecho… Pero me siento engañada. Me prometiste que en el momento en el que cambiara lo que sentías por mi, me lo dirías, sí, me trataste como una "tienda". “Cuando me canse, te aviso”. ¿Qué podía hacerle? No se puede obligar a nadie a quererte pero yo seguí ahí, te mandaba mensajes, tenía detalles, algunos podrían llegar a decir que me humillaba por ti, rechazaba tíos, pensaba solo en ti, me preocupaba cada día y los fines de semana siempre miraba si el domingo estabas conectado para saber que habías llegado bien si es que habías salido.
Aguanté tus malas formas, aguanté que no estuvieras cuando te necesitaba mientras yo por ti sí estaba, aguanté que me trataras como te dio la gana, aguanté que me dijeras que te dejara en paz cuando no había hecho nada, aguanté que nunca agacharas la cabeza para pedir perdón, aguanté que me ignoraras cuando te hablara, aguanté que de pronto fuera una más para ti, aguanté que me dejaras de lado, aguanté que te mandara cartas sin respuesta o con solo indiferencia y desprecio, aguanté que te enviara una carta por tu cumpleaños con todo el cariño posible cuando ya la habías cagado, puse mi corazón en ella, nuestras fotos y lo que sentía para que no significara nada para ti, aguanté que confiara completamente en ti para que me trates ahora así, aguanté abrirme a ti y que fueras el único que me conociera para acabar así, ni bien, aguanté que me sacaras de tu vida a patadas…
Creo que es lo que más puede doler de quien estabas enamorada.

¿Y vienes a decirme que no puedes bajar a Barcelona porque perderías el tiempo conmigo? ¿Perder el tiempo? Conmigo tú no sabes lo que es eso.
Te lo dije, no diré que perdí el tiempo contigo, hice todo lo que quise durante estos meses  por todo lo que decías sentir por mí, pero una vez más me equivoqué, el problema era que solo lo decías. Para ti acabó en el momento en el que me dejaste, según tú “sin siquiera quererlo”, pero lo hiciste, no tuviste ni un momento para mirar atrás y ver qué dejabas allí tirada como si nada. Te pedía cambios, y cambiabas dos días y volvías a lo mismo. Te di tiempo, te di espacio, te di cuanto quisiste y más… Y… ¿No merezco ni siquiera que me digas nada a la cara? ¿Perdona? Esto sí que no va así.
Siempre me dolió tu comportamiento conmigo, ¿por qué? Porque si te ibas o no, a la que más le afectaría sería a mí y no a tus amigos, lo sabías. Me dolía que a mi me trataras tan mal cuando yo soy la que está más receptiva contigo y cada cosa podía hacerme daño. No te parabas a pensar cómo me sentiría con las cosas que decías o con ciertos detalles que tenías hacia mí…

No me arrepiento de nada, no me arrepiento del tiempo que empleé en ti porque te quería…Sí, te quería. Pero sí he de admitir que fui muy gilipollas porque creí en todo lo que me habías dicho, en todos esos "te quiero" tras cortar conmigo, en todos esos “Aguanta peque... Por favor”. No tienes derecho a decir que te quemé. No tienes el más mínimo derecho a culparme… La culpa ha sido desde un principio tuya por no saber nunca apreciar aquello que querías, aquello que buscabas y que por fin tenías. No tienes derecho a decirme que yo saltaba más o menos porque de 30 que podía saltarte, yo sí pensaba en ti y me callaba y te saltaba 1, y ya eso lo veía incluso demasiado. Creo que siempre pensé demasiado cómo podías sentirte… ¿Y tú en mi? La certeza de todo aquello la has roto hoy con algo tan simple como que “no es como antes”. No me quieres como antes.

Nuestra relación no hubiese sido siempre a distancia, tenía pensado vivir en Barcelona el tiempo que fuera necesario, el tiempo que necesitáramos los dos… Quería seguir ahí para ti, cuidarte, hacerte feliz, hacer cuanto estuviera en mi mano para hacerte sentir lo mejor posible. Tanto querer eso, me olvidé de mí, pero no me resulta raro que me pase eso. 
Me enamoraste y son cosas que al final haces sin darte cuenta.

Decías que no querías perderme como amiga, porque era muy buena aunque de novia lo era aún más… Y tenías razón. Siempre he sido lo mejor para ti. Lo mejor.
Si quieres ser feliz sin mi, puedes serlo, es más, lo serás. No te he hecho falta en todo este tiempo porque sino no habría cambiado lo que tú sentías por mi. Porque yo puedo estar quemada, pero merecías la pena, te quería y merecía la pena seguir en una relación que habíamos luchado tanto, tanto tú como yo. Nos lo merecíamos. Te busqué trabajo, te cedí mi casa. Hice todo cuanto pude y más para que no puedas ni decirme las cosas a la cara… Tenía razón cuando te dije que solo sabes huir, es lo que me acabas de demostrar hoy y que en tu vida no soy nada ya, solo alguien con quien compartiste momentos y ahí se quedó.

Lo fuiste todo para mí, lo sabes… No hace falta que te lo diga. Y te quise, mucho más de lo que te podías imaginar. Pero ya va bien, ya hice suficiente. Ya no te pediré si quieres que salga o no definitivamente de tu vida… Ya me toca a mí decidir como me decías en muchas ocasiones.
Y no diré que no fui suficiente para ti, porque fui demasiado para ti. 
Y lo peor es que tuviste miedo de ello.

Y ah, incluso he llegado a pensar que inconscientemente buscabas que pasara esto para evitar dar la cara, para evitar dar explicaciones porque aun ahora, tú sigues sin ser capaz.
Solo me queda decir que aceptes tus problemas y que no vas a encontrar a nadie que de tanto como yo te di, esta situación no la aguanta nadie tantos meses a cambio de nada por alguien que quieres más que nada ni nadie.
No vas a encontrar a nadie mejor que yo, salvo físicamente. Por el resto, nada, y eso lo tengo muy seguro e incluso tú lo sabes porque yo nunca, pero es que nunca, te fallé, nunca te defraudé, siempre di por ti y siempre luché hasta el último momento.

No creo que te arrepientas de nada en un futuro, pero ojalá te des cuenta de lo que has perdido por no saber querer a alguien y por no haber sabido afrontar los problemas con la persona que querías y tanto te quiso ayudar desde un principio conforme pasaban los días y, sí, yo admito que quizás me equivoqué, algunas veces en mi forma de saltar, lo admito, no debí hacerlo cuando estabas mal de por sí, pero yo era capaz de pensar “Está mal, no debería decirle eso" y te pedía perdón. Supongo que el orgullo queda a un lado cuando quieres tanto a alguien.

Gracias por el tiempo en el que me hiciste mejor persona y feliz y me hiciste ver lo que era ser querido con “locura” por alguien y por haberme dado algunos de los mejores momentos que tendré nunca en mi vida. Gracias por haberme hecho creer nuevamente aquel día, por tu apoyo cuando lo necesité antes de todo esto, por las veces que me hiciste reír y sonreír, por las veces que me salvaste, por las veces que conseguías hacer que parara de llorar, por aquellos te quiero que en aquel momento eran verdad, gracias por haber sabido quererme y aceptarme en aquellos días y por hacer que me sintiera bien conmigo misma y me valorara hasta lo que soy hoy. Gracias por hacer que tenga recuerdos de todo aquello que vivimos en fotografías, cartas y notas, una rosa, miles de tonterías que solía guardar,  imanes, la batamanta, la chaqueta, el disco duro y el llavero del gato. Es lo material que nos ha quedado al igual que tú tendrás mis cartas, fotos, el ratón y ese peluche.
Gracias por los buenos recuerdos que quedan y, tranquilo, intentaré recordar siempre a la persona que eras hasta el día 16 de junio de este mismo año porque quien apareció conforme pasaron los meses, no lo reconozco o por lo menos, hoy, no. No sé otro día cuando supere esto y esté mejor e igualmente, no sé si hago bien enviando esto. No sé si lo leerás, no sé ya nada. Solo sé que duele, jode y que todo se esfuma en un momento.

De verdad, se feliz, sin mi en este caso y con todas las personas que sí sepas mantener en tu vida. Que vaya bien, todo cuanto quieras junto a tu familia también.

Y sí, creo que como dices, no hay nada de qué hablar ya… Acabo de desahogar parte de lo que guardo y me parece corto. Pero ya me duele la cabeza y los ojos de llorarte, ya me pesa haberte llorado cada día. Y ya creo que me he roto lo suficiente.
En fin, supongo que si no podías sacar tiempo para mi, creo que ya dijiste bastante claro lo que te merezco la pena y sí, si te alejaste fue por ti, si se acabó fue por ti porque yo estuve dispuesta a hablar normal cada día, a darte los buenos días, a decirte cuánto te quería, a esperarte, a pensarte solo a ti, a seguir dando lo mejor de mi un día más por ti pero parece que no importa ya.

Mañana hará un año de aquel día en el que me pediste que fuera oficialmente tuya, aquel en el que confiabas en nosotros, aquel en el que me deseabas más que a nadie, al fin y al cabo, una fecha más de las que me quedarán por recordar de nosotros.

Y no, esto no es echar en cara, esto es decir lo que siento, algo que nunca estuviste dispuesto a hacer tú tras cortar conmigo pero sí cuando me tenías. Decidiste poner esa pared, decidiste tú alejarte, decidiste tú solo hacer todo esto.

Yo, no hice nada para que acabara así y me imaginaba todas las formas posibles de que esto se acabara… Imaginé todas las formas posibles antes de venir aquí y vine. Querer verte aunque fuera un momento era lo único que necesitaba, cerrar esto cara a cara.
No pudo ser. Y, de nuevo, no por mí.
Ahora sí que te admitiré que fue tu culpa y que no era mía en absoluto tal y como siempre me dijiste. Esta vez sí te daré la razón, nunca está de más creo yo.

Sin decir más, me quedé sin palabras a estas horas.

Adiós."

26 de octubre de 2013

Nuestra historia

¿Recuerdas cómo empezó?

Hace hoy, exactamente 572 días que te conocí en persona... Aquel 2 de Abril de 2012 marcaría un antes y un después en nuestras vidas. Nuestros corazones estaban algo rotos pero aquella sensación al abrazarte aún no ha desaparecido. Algo en nuestro interior terminó de encajar, algo en nuestros corazones se arregló.
Pasamos 4 días inolvidables, íbamos de la mano, nos recorríamos el cuerpo a caricias, nos quedamos solos en la playa de noche mientras te abrazaba porque hacía frío y me habías dado tu chaqueta verde y... El último día dormí a tu lado. Tus labios quedaban a dos centímetros de mí, dos centímetros que me perdían. Un paso que no fuimos capaz de dar pero el dormir abrazados... no sé.... No puedo explicar cómo me sentía pero era feliz, aquella sensación que hacía tanto tiempo que no tenía... Felicidad... Y me la habías dado tú, prácticamente un extraño para mi, una persona que había llegado con su sonrisa de casualidad y, desde entonces, sigue ahí.
Tuviste que volver... Lloraba como nunca antes había llorado por alguien... ¿Cómo podía llorar tanto por alguien que había conocido solo cuatro días? Nunca lo entendí, ni siquiera a día de hoy lo entiendo, pero aquellos días fueron demasiados perfectos, por suerte, para los dos.

Los días pasaron. Hablábamos siempre, nos dábamos los buenos días, nos pusimos motes cariñosos, la curiosidad por los dos aumentaba, las ganas se veían, las tonterías de una pareja normal estaban ahí y aún no éramos nada, buscabas cualquier forma para poder hablar conmigo, para poder pasar conmigo el tiempo, me llamabas, reíamos, estabas siempre que te necesitaba y más... Me ganaste, no sé cómo, lo hiciste. Luego, acordamos una apuesta, dormir juntos. Decía alguien que yo daba mucho calor y ya me empezaste a decir "estufita"... Qué tonto eras...Solo pensaba "Deja de ser así que me pierdo más en ti". Pero no, lo tuyo cada día que pasaba iba en aumento, eras demasiado... No sé, perfectamente imperfecto para mi. Solo tú pudiste ocupar un hueco en mi en aquellos días en los que me veías por cam con esa ropa de andar por casa, despeinada y solo se te ocurría decirme "Así, me encantas más..." 
No sabes cuánto sonreía al ver tu nombre en la pantalla pero, mientras, le negaba al mundo lo que sentía por ti. Me parecía surrealista... ¿Cómo estaba empezando a querer a alguien que solo había visto cuatro días? ¿Cómo podía estar sintiendo inexplicables por alguien que vivía tan lejos?
En serio... ¿Cómo lo hiciste?

Acordamos una fecha, el 13 de Agosto volveríamos a vernos... Esperaba impaciente el paso de los días, quería que ya fuera aquel en el que cogería un avión acompañada y te vería, te abrazaría, te vería sonreír, disfrutaría de ti... No pensaba nada, solo en ti. Nunca me planteé tampoco hacer nada... Tenía miedo, sí, miedo a que todo aquello que estábamos viviendo no significara nada para ti, miedo a que abriera mi corazón a alguien que lo acabaría rompiendo pero un par de días antes no tuviste nada mejor que hacer que decirme " Eres especial para mi, un tema del que no quiero hablar... Es complicado, te lo diré cuando estés aquí". Me mataste. Los nervios escapaban de mi.

Al verte tras bajar del avión, algo en mi quería perderse en ti definitivamente, qué más daba. No paraba de pensar en ti y tu sonrisa al verme y aquel abrazo... Increíble. Te tenía nuevamente a mi lado.
Pasamos el día, la tentación seguía ahí cuando estábamos a solas en el sofá, volviste a estar a dos centímetros de mi pero no pasó nada, no nos arriesgamos. Pero llegó la noche, tras tú haber desaparecido y unas palabras de nuestra amiga como podía ser "¿Te gustaría que estuviera con otra chica?", me hicieron saber que no quería perder más tiempo contigo. Volviste a casa, a las dos de la mañana tras haber ido a correr, tiempo después supe que fue porque no sabías qué hacer ya conmigo, arriesgarte o no, fue divertido.
Subimos a aquella terraza en la que improvisamos abrazos que no acababan nunca, besos en la mejilla más cerca de los labios de lo que pensaba y caricias que me hacían temblar. Bajamos las escaleras y dormimos juntos por la apuesta... ¿Dormir? ¿Tú y yo? No pudo ser. Me tiraste a la cama y comenzaste a hacerme cosquillas y de pronto, te encontré encima de mi con tus ojos clavados en los míos y te acercaste poco a poco.... Me besaste. Nos besamos. Nos terminamos de perder...
Por la mañana allí estábamos tú y yo, abrazados, sonriendo, volviéndonos a besar como si lo perdiéramos todo al minuto siguiente.
Aquellos días fueron perfectos, vivimos todo lo que quisimos, disfrutamos cuanto pudimos, hablábamos de todo, de aquello que sentimos mientras estábamos separados, de tu inseguridad porque nunca confiaste en algo a distancia pero yo era diferente, de tus ganas de mi, de todo conmigo.
Me dijiste que no serías capaz de decirme te quiero, quizás no tan pronto, no querías que me resultara extraño, volvías a tener miedo... Pero... La noche antes de irme, mientras estaba sentada por la noche en el patio, viniste. Me abrazaste, me besaste y lloré. No quería que aquello acabara, no quería que aquellos días se esfumaran, no quería volver a la realidad en la que no estabas tú cada día.
¿Recuerdas qué dijiste en mitad de mi llanto?
"Te quiero peque, no llores, no se acabará esto... Te quiero"
Volviste a matarme... ¿Por qué no dejaba mi corazón de latir tan alocadamente?

Me terminé de perder en ti, no te respondí a aquello, no supe cómo hacerlo.

Llegamos a la habitación mientras abajo estaban todos locos, tus amigos daban vueltas y tú y yo solo queríamos estar a solas... Comenzaste a recorrer de nuevo mi cuerpo a besos y la ropa era algo que empezaba a sobrar. Te pusiste encima de mi. Te paré. Te coloqué los brazos alrededor del cuello. Volvimos a mirarnos como la primera vez y... Te lo dije... "Quizás es pronto, quizás no debería... Pero... Te quiero" Dichosos tus besos apasionados tras aquello...

La hora de vuelta se acercaba, el llanto comenzaba, tus abrazos se hacían cada vez más fuertes, como retrasando lo inevitable. Quisimos detener el tiempo en aquellos días tantas y tantas veces... No pudo ser. Las puertas del aeropuerto nos separaban y allí estabas, tras ellas, llorando. Me partiste el corazón, dejé allí una mitad contigo. Te la quedaste solo para ti y me volviste a decir "Te quiero".

Nuestra historia no comenzó ahí pero continuaría con el paso de los días que seguían siendo tan perfectos como siempre porque estabas tú, solo tú. Porque éramos solo tú y yo.
Las etiquetas no eran lo nuestro, el decir "novios" no iba con nosotros. Tú seguías teniendo miedo de todo aquello. La confianza era algo que tiempo atrás te habían roto pero yo, como decías, era diferente. Te lo demostraba cada día que pasaba. Pero no tardaste en decirme aquel 1 de Noviembre, cuando volví a las calles de Barcelona, que querías que fuera tu novia, que querías que fuera solo tuya. 
Aquella noche fue perfecta, tú y yo en la cama y me lo dijiste. Te comí a besos, no podía parar de sonreír y no solo por el hecho de que fuera tuya sino porque confiabas en lo nuestro, confiabas en mi, confiabas en un futuro juntos... Demasiadas cosas hicieron ese momento perfecto y luego nos esperaba en el salón la cena junto a una película y velas que habías preparado... Maldito eras... Y cómo te quería.

Volviste a mi a finales de año, solo querías pasarlo conmigo. Querías terminar conmigo el año, empezar uno nuevo con un beso mío y seguir juntos por mucho tiempo. Pasaron los días y el día 2 teníamos preparada una habitación de hotel. Quería estar a tu lado, a solas, a tientas, a todo. Qué más daba si eras tú.

A veces, cuando me ducho, recuerdo cómo en aquella habitación pegabas a mi puerta y un dulce "Va, Mimi, sal... Quiero un beso... Porfi...Venga sal..." No habías terminado apenas de hablar cuando abrí la puerta aún con la toalla y me besaste. Te encantó aquel detalle y me decías lo bonita que estaba incluso así.

¿Cómo no iba a quererte?

Volvíamos a vernos conforme pasaban los meses, no aguantábamos mucho separados y, a veces, un mes, nos parecía demasiado tiempo. Por suerte, buscábamos cualquier forma de sentirnos cerca con las llamadas, la cam, fotos, tonterías nuestras incluso de lejos. En febrero subí, un fin de semana pero daba igual, la cuestión era verte, sentirte. Recuerdo cómo todo lo malo que nos pasara se esfumaba en cuanto nos besábamos al vernos. Marzo volví a tu lado y después Abril llegó y viniste a visitarme 4 preciosos días que quise que te sintieras más especial que nunca. 

Me enamoraste sin darte cuenta siquiera. Todo lo que me decías, todo lo que me demostrabas, todo lo que escribías de nosotros, de aquello que sentías, de aquello que solo querías conmigo... Era difícil no enamorarse de ti.

Llegó Junio... No fueron nuestros mejores días, he de admitirlo, pero los que había buenos eran perfectos. Fueron 11 días a tu lado pero, algo pasaba. Algo no admitías. Algo iba mal... Antes de separarnos tras hacernos aquella última fotografía, ya te sentía lejos... 
Y, así fue.
La situación familiar desmoronaba tu vida. Te rompía....
No volveré a contar aquel problema, ya escribí sobre él en otras ocasiones.
La semana siguiente de volver, romperías conmigo. Se acabaría aquel sueño por el que tanto luchamos. Nos queríamos, muchísimo. Queríamos estar juntos cada día pero te pesó aquella situación.
Me prometiste que volverías, me prometiste que seguirías luchando, me prometiste que volverías a recuperarme en cuanto la situación mejorara... Te esperé. Querías que te esperara. Querías que fuera solo tuya y así seguí...
Pasaban los días y, al principio, parecía que nada había cambiado. El paso de las semanas, después, no podía decir lo mismo. No parecías tú...
¿Dónde estaba ese chico del que me enamoré?

A día de hoy, a 4 días de volver a regresar a Barcelona para quizás verte, no sé quién eres. Pareces un desconocido con el que compartí absolutamente todo de mi. Por quien di todo y más. Por quien luchaba cada día, a quien quería hacer feliz, a quien defendía del resto, a quien le buscaba cualquier cosa para poder seguir aquí... Y, ¿sabes? Continúo haciéndolo. Pero como ya conté en la última entrada, dices haberte cansado, de qué, eso espero saber cuando regrese.

No sé qué pasará cuando vaya, cuando te vea (si es que te veo), no sé si tendrás tiempo para mi. Pero hoy, puedo decir que no espero encontrar a aquel chico que abría su corazón completamente a mi. No espero encontrarlo, no espero un abrazo, no espero un beso de despedida. La angustia me invade....
Es verdad... Te quiero demasiado. Te sigo queriendo demasiado aunque me digas que no lo mereces.... Pero... Y tú...  ¿Me sigues queriendo?

Qué putada que la única certeza que tenía en mi vida desde aquel 14 de Agosto quizás se haya esfumado para siempre...

Te quiero... Te quiero... No quiero escribir te quise... Por favor.... ¿Dónde estás? Sé que sigues ahí, detrás de este muro que tú mismo construiste por miedo nuevamente. Por favor... Vuelve una última vez.

Solo tuya... Sigo aquí.

No sé si te habrás dado cuenta, pero el miedo, en muchas ocasiones ha estado ahí... Lo superaste y ahora... ¿Por qué no? Ojalá lo intentes, mi pequeña felicidad.

24 de octubre de 2013

Sobraron precipicios

Cada día tengo menos ganas de entrar aquí a escribir... Se me olvida pasarme a desahogarme y las ganas no es que falten... Antes me encantaba entrar a escribir sobre ti, sobre nosotros, sí, nosotros... Ya me resulta extraño todo eso.

Hoy ha pasado otro mes desde que decidiste que no podía seguir siendo lo primero en tu vida y poco a poco me empezaste a dar de lado... Una putada, ¿no? Es muy triste y las lágrimas no cesan...  Un día de estos me deshidrato por imbécil, por no saber cuándo parar, por no saber que la cuerda tan débil que nos unía tras aquello quizás se acabó rompiendo... 

¿Por qué?

Perdí los nervios tras haber despreciado, en parte, el regalo que te mandé para tu cumpleaños... Aquella lista que hiciste sobre todo lo que te gustaba, 22 fotos nuestras, una por cada año que tenías, una foto en miniatura para tu cartera como tengo yo la de los dos y 3 folios repletos de lo que siento por ti. Parece que nunca me termino de romper del todo contigo, parece que las ruinas que ya soy no terminan de hacerse polvo que se lleve el dichoso viento de una vez...

¿Me arrepiento de quererte así? No... Y lo curioso es que no me arrepiento de habértelo dado todo de mi y seguir haciéndolo, no me arrepiento de haberme enamorado de aquella sonrisa de casualidad que alegró mis días, aquellos en los que no teníamos ni tú ni yo los pies en el suelo, aquellos donde qué más daba el mundo, éramos dos personas deseosas de estar juntos siempre, nos queríamos... Con locura.

Pero nos perdimos, no supimos regresar a aquella felicidad. Quizás porque tú no quieres o porque no sería lo mismo aunque lo intentáramos.

Tu desprecio y tus ganas de irte tras hablar de tu regalo y yo solo querer saber si habías ido, no pedía más, solo saber si habías ido a recoger aquello que tanto me costó mandar... ¿Qué recibí? Un triste 
- "¿Tengo que contártelo todo?
¿Sabes acaso cuánto duele que la persona con la que lo compartías absolutamente todo fuera una tontería o no, te diga eso? ¿Sabes lo que es que en otra ocasión fuera igual y un triste "antes" me rompiera? Antes... Claro que "antes". ¿Te cuento una diferencia abismal? Antes me querías, antes me lo demostrabas, antes me necesitabas, antes eras mío, antes yo era tu felicidad, antes era lo único que tenías ganas de ver, antes compartíamos todo el tiempo posible, antes las ganas nos hacían seguir aquí, antes luchabas como sigo luchando yo cada puto día que pasa en una relación de dos en la que estoy sola aunque me de miedo admitirlo. Tras aquella frase, te dije que me hacías daño y no se te ocurrió otra cosa que un 
- "Encima que me molesto en ir y leerlo, ¿ahora me dices que te hago daño? Pues no me envíes nada, así no te haré daño"

En serio, ¿en qué cojones estabas pensando contestándome así? ¿Encima que te molestas en ir? ¿Y yo qué? No te lo merecías y lo envié, no debí hacerlo y lo hice y... ¿Me vienes con esas?
Me quejé, era lógico y ya apareció la cobardía que en 4 meses has mostrado casi siempre, ya querías huir 
- "En fin, me voy peque"

Y cómo no, yo estaba quemada, harta, habías agotado la paciencia que tenía aquel día para ti... Y un
* "Sí, pírate que es lo único que sabes hacer de puta madre, adiós"

Te rompió.
Te rompí.
Te hice daño porque tu reacción fue de nuevo la de huir

-"No me hables más, gracias, estoy cansado, harto y tú debes estarlo también"

¿Mi respuesta?

* "Sí, pero estoy aquí, porque te quiero y lo sabes. Y te salto porque me duele, lo siento pero no tienes razones para decir que estás cansado de mí, es así. No llevas razón y lo sabes. ¿Qué pienso? Que sigues sintiendo que te duele que te trate bien cuando dices no merecerlo... Pero esta vez seré clara, ¿quieres que desaparezca de tu vida?"

No respondiste, tienes miedo... ¿A qué?
Hace tiempo tenías miedo a perderme, era lo único que te preocupaba... Perder a la persona que tanto querías... ¿Pero ahora? Tú solo la estás dejando marchar, tú solo estás haciendo que quiera coger y no volver a saber nada de ti, hacer como si nunca hubieses existido...
¿Cómo hemos llegado a esto?
¿Cómo he podido creer que siguiendo aquí, dándotelo todo, podría arreglar algo?
Me cansaste, es cierto, y te mandé otro mensaje, por qué no.
"Mira peque lo quieras leer o mandarme a la mierda es que no me importa, tú verás. Ayer estaba al límite simplemente, me dolió el desprecio y tanto decirme que si "antes " me contabas las cosas y sumaste ayer lo de "te lo tengo que contar todo?" Me dolió, sí, me pasé, también. No debí haberte dicho que siempre acabas huyendo pero cuando hablamos haces eso o no contestar, ¿qué esperabas...? Y claro que estoy quemada de cosas peque, es normal, tú mismo estarías quemado en mi lugar. Tú sigues teniendo tus problemas, tus cosas y yo no puedo hacer nada, parece que soy tu saco de boxeo... Si te quieres cabrear conmigo sin haber hecho nada o haberte saltado así de mal una vez, hazlo. Yo no puedo decirte más que estoy dolida y mis reacciones a estas alturas son de puta pena y que quizás para ti esté haciendo muchas cosas mal pero no considero que haya hecho nada en 4 meses salvo quererte muchísimo y seguir aquí a pesar de todo lo que pasa. Si eso te molesta pues lo siento y si alguna vez salto pues lo siento también. Ya está, te dejo tranquilo, hasta la semana que viene si decides verme. Cuídate peque."
No respondiste, no tienes valor suficiente para eso. Si no me quieres, dilo. Si no quieres estar conmigo, dilo. Si ya no sientes esas ganas de mi, no me engañes. Si ya tienes otros planes, no dudes en decírmelo. El mundo se me vendrá abajo, sí, pero tú no lo verás porque en ese dichoso momento desapareceré como nunca has querido que hiciera. 
¿Recuerdas tus palabras?
"Yo no te echaré de mi vida ni dejaré que te vayas"

Cómo ha cambiado todo, ¿no?
Y, ¿recuerdas el mensaje que te envió un amigo mio? Si no, te lo recuerdo. Tras tú no querer enseñármelo, ya que no era cosa mía, ya que antes sí lo compartíamos todo y ahora, ya no, pues te diré que tras decirme que tú lo leíste, se lo pedí y aquí quedará, por si algún día decides entrar.
"He de admitir que me sigues sorprendiendo, lo llevas haciendo desde que escuché hablar de ti por primera vez, pero me sorprendes de diferente manera. Al principio me sorprendías por la facilidad con la que le sacabas una sonrisa a Ella, cómo hacías que fuera feliz y cómo cambiaste su actitud a mejor, pero ahora me sorprendes por cómo la estás distanciando de tu vida y de la manera en la que la estás haciendo sufrir, me parece increíble que una persona que antes habría dado todo por ella ahora no de nada o por lo menos lo mínimo. No sé que es lo que te ha hecho cambiar de parecer o lo que te a pasado para que te comportes diferente, la verdad es que no me importa ni tampoco quiero meterme en tu vida, espero que se solucione sea el problema que tengas, pero lo que si me importa es que Ella está sufriendo, le estás haciendo mucho daño no sé si te das cuenta (seguro que si) pero está sufriendo mucho más de lo que se merece, sinceramente nunca la había visto así de mal por una persona, ni siquiera por su mejor amiga, te quiere, eres la persona a parte de la familia que más le importa así que me gustaría que independientemente de los problemas personales que tengas te comportes y le demuestres que la quieres como hacías antes, Ella no se merece tanto dolor. Es una belleza de mujer y una persona difícil de encontrar como habrás podido observar y he de admitir que me confunde e incluso me llega a molestar tu postura, porque han sido varios hombres los que han intentado estar con ella,y me incluyo yo, y solo tú has conseguido enamorarla, hacer que te quiera, y ahora no la tratas como a los demás nos habría gustado hacerlo. A ti se te concedió esa bendita oportunidad y la estas desaprovechando, la "descuidas" por así decirlo y eso a mi incluso, y seguro que a los demás, también nos molesta porque... Ya que tienes su corazón... ¿Por qué no la haces feliz? ¿Por qué no la tratas como al principio? No llego a entender cómo una persona que dijo en su momento "son tontos por no haberte pedido salir y no estar contigo" puede ahora pasar de ella... Te repito que no sé cuáles son tus problemas pero no creo que sean motivo suficiente para por lo menos intentar hacer que le sea más ameno el día, charlar con ella y dibujarle una sonrisa , ella no debería pagar los problemas personales tuyos.

Cuando vaya el día 30 habla con ella, intenta arreglarlo, intenta hacer que a la vuelta se sienta mejor, saca al menos 5 minutos de tu tiempo (porque si de verdad te importa los sacarás) para verla, abrazarla y consolarla. Si te soy franco no debería haberte mandado esto porque es un tema de pareja y no me incumbe pero me duele demasiado ya sea porque una vez me enamoré de ella o porque es una de las pocas personas que puedo decir que la quiero lo que hace que te mande esto. Un saludo."
En breves subo a Barcelona por última  penúltima vez y en mi cara me dirás todo aquello que nunca fuiste capaz ni de decir por una absurda llamada de teléfono. Ten los cojones suficientes para decirme que estás cansado de mi pero más te vale argumentar bien... ¿Estás cansado de que alguien quiera darlo todo por ti? ¿De que se haya planteado ir a vivir allí y empezar de cero una vida para poder estar contigo? ¿De que no le importe qué dejará atrás para poder ser felices juntos? ¿De que te busque trabajo sin tener por qué? ¿De que solo piense en ti cada día? ¿De que rechace chicos? ¿De que solo quiera cuidarte?

¿De qué cojones estás cansado? 

¿Estás cansado de que te salte una vez cuando ya el cúmulo de cosas por las que me haces daño lo sobrepases? ¿De eso estás cansado? Me parece perfecto, pero me lo dirás. Espero que no huyas... 

Creo que ya eres una causa perdida, una por la que no quiero arrepentirme porque si fuiste un error, fuiste un error que cometería de nuevo y no puedo negarlo... Pero duele. Duele saber que todo lo que vivimos ha quedado ahí, olvidado y ahora, encima, para rematar, suena nuestra canción... "Summer paradise"... Odio llorar. Nunca había llorado tanto por nadie, lo prometo. Pero no puedo evitarlo... Ya me es imposible...

Te quiero, muchísimo, pero aquella vez que me dijiste que si tú fueras yo, lucharías cada día... Pienso que no, que en cuanto yo llevara 4 meses tratándote como tú a mi, hubieses desistido. No le deseo esto a nadie... 

Pero, ¿sabes qué pasa?
Tú nunca podrás decir que ojalá encuentres a alguien mejor que yo, tú mismo lo admitiste, no hay o quizás había muy pocas chicas como yo y que solo me querías a mi, solo querías estar conmigo, no te importaba nada más. Yo, por el contrario, sí puedo encontrar a alguien mejor... No sé cuándo, porque no es mi pensamiento. No lo es porque por mucho que duela, solo te quiero a ti. No quiero a nadie más que no seas tú y mi único pensamiento es tener un resquicio de esperanza, no sé para qué, pero que cuando te vea y quizás te abrace, rompas ese dichoso muro que admites incluso tú tener... Y quizás se acabará allí, donde todo comenzó.

Te diré algo más... 

Las apariencias no es que engañen, sino que nosotros no tenemos ganas de encontrar la verdad, que a veces duele. Pero si no nos atrevemos, no vamos a perder ni a ganar.
Y yo, ya estoy dispuesta a ambas.

Y, por mucho que me duela... Te quiero, sí, te quiero
Si te molesta, nuevamente, lo siento. No haberme enamorado cada puto día.



7 de octubre de 2013

Locuras por ti


Aquí vuelvo, a contar en unas simples líneas cómo me siento.

Voy a cometer una locura, voy a presentarme allí donde Él vive... 
Donde vives, mi vida. Está todo tan negro... Está todo con tan poca esperanza que ya no me quedaba otra cosa que hacer que no fuera ir y ver tu dichosa reacción... 
¿Qué dijiste al saberlo?
Que tendrías planes, que si no te veía no querías quejas... 
Parecía que te molestara que fuera a verte. 
No se me ha perdido nada allí salvo tú y tu sonrisa.

Eso es... ¿Normal? Es decir, dices quererme, dices querer estar conmigo, te pedí un cambio que no fuera esta "nada" que llamamos "esperar", di todo y más por ti cuando quizás ni lo merecías y... ¿No piensas sacar tiempo siquiera para verme? ¿Para disfrutar de esos días a mi lado?
Yo, ingenua, subo desde el 30 de octubre al 3 de noviembre...¿Sabes acaso qué fecha hay en mitad de todo esto? Aquel 1 de noviembre donde haríamos un año "oficial". Donde me pediste que fuera solo tuya aquella noche donde la luz de las velas daban más calidez de la que de por sí tenían nuestros cuerpos. Aquella noche en la que todo en lo que creíamos, el futuro que veíamos, cobraba un sentido, algo seguro, sin miedo, solos tú y yo. Nadie más estaba invitado. Pero...
¿Dónde quedó aquel chico que lo dejaba todo por verme bajar de las escaleras de un aeropuerto? ¿Dónde quedó aquel que no quería a nadie más que a mí en aquellos días, los pocos que lograra estar con él? ¿Dónde está aquel chico para lo que yo era lo primero y no la última mierda que existía?

Dime... Si tanto dices quererme... 
¿Dónde está aquel chico que me enamoró perdidamente?

Duele demasiado... Me pesa todo esto... Discutimos. Yo te decía que no era normal que no quisieras verme, que solo quisieras el mínimo de tiempo a mi lado... ¿Por qué? No decías nada, te limitabas a un "No quiero decir nada más" mientras yo te argumentaba las razones de todo aquello que me dolía. Y seguimos así hasta que llegué a un punto... Te felicitaría el 10 de este mes, día en le que cumples los 22 años... Cómo ha cambiado todo ¿Te has dado cuenta?. Yo fui lo primero en aquellos días, la única con la que hablabas, la primera en felicitarte y al cabo de unos días, el 1 de Noviembre, sería cuando me pedirías salir... ¿Ahora? Ahora le darás la llamada esa especial a cualquier persona que no sea yo y, mientras. me limitaré a felicitarte por carta... 
Ya la envié. 
Es una carta con buenas intenciones, diciendo lo mucho que te quiero y quiero estar contigo y deseando que desde que te dije que o cambiabas o se acababa y, cambiaste, todo hubiese sido un poco mejor. Pero no fue así, no, miento, fue así 3 días y luego vuelta a este vacío.
Te lo dije, a base de palos me estaba dando cuenta de cómo estaban las cosas, de dónde quedaba yo, de dónde estaba mi sitio... Es una putada. No dejo de llorarte. No dejo de pensarte y esperar cualquier cosa para aferrarme a los días a tu lado, como sea. Una reacción, solo eso.
Acabé diciéndote que ya sabría qué haríamos. Te limitaste a un "¿Qué?" y añadí que si querías el día 30 me podrías dar aquello que olvidé en tu casa y no te molestaría más, el resto de días lo tendrías para ti y tus amigos. Un frío "Ok" fue tu contestación. Me cabreaste, cómo no. No querías decir nada más y un "Déjame tranquilo" terminó rompiéndome y te dije...


* Encima, ¿yo? ¿Mi culpa de nuevo con tanto "déjame tranquilo"? Quería cuidarte, ¿vale? Ir y, al menos, darte un puto abrazo, que te sintieras algo mejor o no, no lo sé, pero ya no puedo más. Hago de todo por ti a cambio de que te deje "tranquilo", malas formas, desganas , borderías y cosas así. Solo he intentado dar lo mejor de mi por ti, porque te quiero, sí, muchísimo y te lo he demostrado a diario casi, pero te pedí un cambio, algo pequeño para seguir aquí y ni esas... Me siento culpable de algo que ni yo he causado pero no puedo más...Haz lo que quieras.
- Que ya está, ya pasó.
* Sí, ya pasó. Se acabó

Y desaparecí. En ese momento no quise saber nada más de ti. Te bloqueé, he de admitirlo pero algo en mi interior me quemaba y acabé hundiéndome entre lágrimas y un ataque de ansiedad... 
¿Cómo habíamos llegado a esto si era lo último que queríamos?
¿Piensas cambiar algo o seguir así con el paso de los días?
¿Piensas dejarme ir sin más?
¿Qué nos queda por hacer?

Odio esto...  Que si era sin ti, también era, pero yo no estaba del todo. Y cuando te veía, las palabras se disolvían. Algo había en estar contigo, que hacía magia, y desaparecía el mundo. Se esfumaba todo, mientras yo inventaba estrellas fugaces a las que pedía que siempre estuvieses conmigo. Supongo que nunca supe explicar mejor la felicidad que describiendo tu sonrisa.
La gente no lo entenderá jamás, porque ellos no te han visto llorar nunca. No te han visto abrazarme con uno de esos abrazos de película que duran el tiempo que seguimos recordándolos, a veces, toda la vida. Y lo peor fue que te hice rutina, y cuando no estabas tenía ojeras, como si no pudiese dormir hasta encontrarte. Quizá por eso de que para soñar, hay que estar dormido, pero tú eras como un sueño, y se me había olvidado la teoría.


Y, ¿sabes? ¿No es el cuadro más bonito, tu cuerpo desnudo, sobre mi cama? El reloj con su tic-tac, infinito, de fondo, sobre la mesilla, y me gustaría decirte que cuando estás no tiene demasiado sentido que pase el tiempo. Es contradictorio. Que las horas no me molestan, si estoy contigo. Y las noches no parecen tan noches. Y no hay más estrellas, que de costumbre, en el cielo; pero las que hay parecen brillar más, de alguna forma. Como la luna y el oleaje, pues igual tú y algo bonito. Tú la causa y yo la consecuencia. De lo que sea. ¿No crees que podríamos pasarnos la vida que nos queda observándonos, descubriéndonos otros mundos, en la mirada? Yo creo que no necesito tantas respuestas si tengo tu nombre, y lo repito en silencio, como una oración, que le da sentido a todo. Que cura, en parte, esa presión en el pecho que siento cuando, cerrando los ojos, no sé qué de mañana: otro día. La gente que no cree en el amor tiene que tener una excusa perfecta. Intento buscarla, le doy muchas vueltas, pero luego apareces tú sonriendo, y desisto. Creo que si no hay nada más allá de la curva de tus párpados, tampoco me importaría. Se está demasiado bien, en la terraza de tus brazos, bebiéndome el café de tu boca, y sin dormir, por las noches.

Pero, cómo no, no sé a dónde me lleva todo esto. A lo mejor me lleva hacia algún precipicio, y estas palabras, en lugar de con un punto y final, terminan con puntos de sutura y fines de semana preguntándome si la felicidad se encontrará detrás de todo esto. Entiende que andar con pies de plomo es la opción más sensata cuando la velocidad puede hacer que tenga un accidente contra la esperanza, que me dice "ven" sin pensar en las consecuencias. Como si yo no muriese por llegar pronto, acelerar un poquito más y tomar el atajo que empieza donde termina tu ropa.


Y no sé, sigo sin saber como cada día y a lo mejor vivir es que alguien desee  morir a tu lado. A lo mejor es que me cantes alguna canción al oído, por la noche, susurrando, cuando hay tanto silencio que podría escuchar como late tu corazón. O a lo mejor vivir simplemente eres tú, y tu forma de pintar el mundo del color de tus ojos. O a lo mejor, incluso, vivir es ir a cualquier lugar contigo de la mano. Me pierdo en ti y  no preguntes por qué, pero tienes la sonrisa más bonita del infierno.

No hago más que soñar contigo pero estoy segura de que no he despertado a tu lado. Creo que, en el sueño, te gustaba, como le gusta a octubre este tiempo tan no saber si mañana lloverá o hará 30 y tantos grados. Éramos felices, como las películas sin anuncios. Y cuando sonreías, yo te miraba, y no sé, joder, cariño, qué hacías, pero por dentro me sentía infinito. ¿Era sólo un sueño, o algo más, quizás todo?
Era el deseo de despertar y alargar el brazo y tocarte el pelo, sentirte a mi lado. El deseo de besarte fuerte al amanecer cada mañana. No puedo, ni quiero, pedirle más, que eso, a la vida. Y ojalá vuelvas otro día o noche o, después de comer, en la siesta, y me hagas vivir más con los ojos cerrados, de lo que vivo pisando este mundo que gira, tan loco.... Pero cada vez, esa sensación está más lejana a mi, cada vez veo todo esto con un final que quizás hace tiempo llegó y después de 3 meses y medio, casi, no he logrado afrontar... 

Ya no sé qué puedo hacer contigo, conmigo, con nosotros.
¿He de darme por vencida?

Dudo, dudo como cada noche en la que recuerdo lo bonito que eran los días si te tenía.

¿No podría el mundo detenerse un rato a pensar qué es lo que estamos haciendo? 
A lo mejor estamos equivocados.
Y ojalá cuando nos demos cuenta no estemos demasiado lejos para volver.



¿Recuerdas? Aún te quiero como si no hubieras dolido nunca...