1 de junio de 2012

Delirios de una tarde.




Una vez me paré a pensar, y admito que quizás demasiado, en este día a día que algunos denominan "vida". Sí, mi vida la baso en una filosofía muy extraña quizás para el resto del mundo pero al fin y al cabo es con la que consigo sobrellevar toda la realidad que me rodea.

Sí, esa misma realidad con la que convivo me ha dañado en numerosas ocasiones y mi eterna soledad me acompaña porque aún existen personas que me fallan cuando menos lo espero, cuando menos lo necesito. Se alejan y desaparecen de mi vida con el mismo sigilo con el que una vez ocuparon aquel "lugar" en mi "corazón".

Salí a dar un paseo bajo la lluvia y contemplé parejas felices porque aún no se conocen realmente.
Vi vagabundos que han destrozado sus vidas y han acabado de forma lamentable.
Observé cómo las personas mayores caminan cotilleando como siempre, porque ya no viven. Ya sólo existen para rememorar.
También había mujeres esperando a su cita y hombres esperando a su cita, igualmente, quién sabe, podrían estar esperándose el uno al otro y no se daban cuenta de que ambos estaban en el lugar de encuentro pero aún no se veían..

La vida sigue, los cambios aumentan con el paso del tiempo y ¿sabéis?  
Nada cambiará.
Nada cambiará si cualquiera de nosotros desaparecemos. 
Somos demasiado insignificantes en toda esta realidad.

¿Lo peor?

Aún existe gente que va por ahí, dándose aires de grandeza, como cualquier otro humano en la adolescencia o con años de más.

No sé... Todas estas ideas me consumieron.
Tengo lágrimas en los ojos, y no me he dado cuenta hasta que he parado de escribir. 
Ese suceso aún es capaz de sorprenderme, creedme.
Pero esa es la vida. Todo tiene sus pequeñas cosas, todo tiene su sentido metafórico y también su relativa comparación. He intentado reflexionar sobre porqué casi siempre quiero estar sola. No depender de nadie. ¿Será miedo a que me vuelvan a hacer daño? ¿Miedo por confiar, por sentirme en una nube y de pronto sentir el golpe de la caída?
Y las respuestas están ahí, las puedo leer cuando quiera... Pero... Prefiero no hacerlo.

¿Qué pasaría si las alcanzara?

Posiblemente mi verdadera frialdad resurgiría de entre mis lágrimas y las cenizas de mi esperanza en este mundo. ¿Qué sientes cuando solo te quedan cenizas?








Dichoso momento.


Era una tarde tan común como el resto pero algo la hizo diferente... 



- Mírate... Casi recién levantada... Sin maquillaje... Sin arreglar... Con tu cabello alborotado.

* ¿Qué pasa?

- Más...

* Más, ¿qué?

- Me encantas aún más.





Mi corazón se comprimió, algo lo atravesó sin ninguna intención. 

Creía que últimamente me dejaba llevar demasiado y continuamente me preguntaba si eso era lo mejor que podía llegar a hacer... Yo aún no lo sabía y creedme, tampoco quería saberlo.




Dichoso el momento en el que la sonrisa en sus labios me delató.